Visita a la psicóloga
Evelyn me acaba de llamar y contar que ha llevado a Valentina a la psicóloga. Su frase fue: me he quedado con la boca abierta. Y no me dijo más.
Qué manera de dejarme en ascuas. Dice que no es nada malo, pero yo creo que tiene que ver con mis prolongadas ausencias de casa en la semana, por causa del trabajo. Imagino que mis esfuerzos para compartir más tiempo no dan resultado. Seguimos con la Hora del Juego, yo sé que no basta pero de veras no puedo hacer mucho más.
Puede también que no sea nada de esto y la nena esté estresada por otra cosa. Pero, ¿qué puede estresar a una niña de 4 años? Acaso su hermanito, acaso su mamá, o su nana (que ya está a punto de ser cambiada, dicho sea de paso). Todo puede ser, pero creo que la razón principal es que no ve a su papito más de una hora al día, cinco días a la semana. Y claro, por eso esta semana ha estado portándose mal. Ella, que es un ángel, maldiciendo (!) a su nana, y diciendo que odia a todo el mundo (!!), gritando que desea no tener hermanito y otras barbaridades que nunca ha dicho. Pero no dice nada de mí. Y por eso mismo creo que soy el culpable.
Qué mal me siento. Se me parte el alma al pensar que le puedo estar causando daño a mi hijita adorada, a mi Dodita, a mi Valentina. Yo sé que ella no entiende lo que le pasa.
Basta por hoy, me voy a casa a averiguar qué pasa.
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