Ayer llegué temprano a la casa y encontré a Eve sirviendo emoliente. Estaba en unos afanes por convencer a Valentina de probarlo y para eso desplegaba todo un montaje para que Vale ayude con la preparación y así y tenga ganas de beber el brebaje caliente: exprimía un limón, sacaba un colador, disponía tazas, y Vale ayudaba. Mi llegada interrumpió brevemente este momento.
- Se me antojó emoliente, y quiero que le guste -me dijo Eve. Tiene razón, Vale no prueba así nomás algo que no conoce, y si no le interesa, no lo beberá- ¿Quieres un café?
- Sí -y mientras lo preparaba, conversábamos hasta que la voz de Valentina desde la mesa nos interrumpió.
- Mamita, me gustó mucho el remoliente.
Se lo había acabado, incluso la porción de Eve, que tuvo que beber té.
miércoles, 13 de octubre de 2010
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