viernes, 27 de agosto de 2010

Un espejito

- ¡Valentina, no sabes!
- ¿Qué, papito?
- Hoy hay una fiesta y estás invitada -le dije, con la voz muy animada y festiva-. ¿Quieres ir?
- No.
- Pero va a estar muy divertida, con payasos y mago.
- Mejor no, estoy leyendo mi libro.

Conforme va creciendo, Valentina expresa sus opiniones con más vehemencia.  Y a veces no se le antoja ir a una fiesta, pues.  Fue necesario una charla más convincente de su mamá, y aun así salió con las ganas a medias, más resignada.


A su Eve no le gusta que sea así, pero yo pienso distinto.  A mí tampoco me gustan las fiestas, corazoncito, el gentío, las reuniones, la pachanga y el baile no me van, prefiero un libro.  Y ver en ti las actitudes que yo tenía de chico me da un no sé qué de gusto, aunque tengo que ocultarlo de tu mamá porque a ella no le cuadra para nada que sea así.  Yo me veo en ti en muchas cosas, hijita, como guardarse los sentimientos, como perder la paciencia, como ser obstinada; eres como un espejito que me refleja de chico, el espejito más bonito.


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