viernes, 10 de septiembre de 2010

Ser papá

Ser papá, qué duda cabe, me ha cambiado la existencia. Parece un lugar común, y hasta me da cosa escribirlo, pero a nadie se aplica mejor. Ser papá me ha hecho menos egoísta, he tenido que renunciar al hedonismo, aprendido a compartir. Debuté el mismo día que tú, Vale, así que vamos a la par. Con Julito ya tenía 'cancha', como se dice popularmente, pero son distintos los dos, y lo que servía contigo no siempre cuajaba con el pequeñín. Menos ahora que es un bólido con combustible para todo el día.

Ahora hay una situación más o menos nueva: Vale ya no me presta tanta atención. Es decir, la atención de antes, cuando mi presencia anulaba todo lo demás y sólo tenía ojos para mí. Entonces saltaba y corría y no se apartaba. Ahora no. Ahora que múltiples cosas ocupan su tiempo, su atención, yo he pasado a un segundo plano, o a un tercero, a veces, y ya sólo me llama cuando necesita ayuda, o tiene algo muy importante para mí. Anoche, sin ir muy lejos, ella iba a dormir con su Tita, o sea, la mamá de Eve. Y mientras salía se olvidaba de algo:.

- Hijita, ¿y mi besito? -le dije.
- ¡Muac!. Voladito nomás porque estoy apurada -me respondió. Y se fue.


De modo que ahora sólo Julito me hace fiesta cada vez que llego, Vale prefiere quedarse con lo que está haciendo.

Desde que naciste hemos estado sin descanso al cuidado de ustedes, sin solución de continuidad, porque pronto nació Julito. Ahora ya eres relativamente independiente, hijita. Pronto tu hermanito seguirá el mismo camino de 'echarme a un lado' y el cambio sí será definitivo. ¿Entonces? No sé. Yo no sé muchas cosas, y no sé si lo hago bien, hijos. A ser papá hay que aprender sobre la marcha. Si un día me evalúan, ¿aprobaré?


No hay comentarios:

Publicar un comentario