miércoles, 8 de abril de 2015
Temporada de exámenes
Mis adorados hijos están en los primeros exámenes del año. Valentina me cuenta:
- Papá, en todos mis exámenes me saqué veinte.
- Qué bueno hija, me alegro por eso -y le doy un beso en la mejilla-.
- Papá -nos interrumpe Julito-, yo en todos mis exámenes me saqué cero.
- Oh, estoy seguro que lo harás mejor en los demás exámenes, hijo, ven dame un abrazo.
- Pensando bien -dice Valentina de nuevo-, no en todos los exámenes me saqué veinte, en uno me saqué dieciocho.
- Igual es gran logro, hija linda.
- Papá, yo tampoco me saqué cero en todos los exámenes -dice Julito-.
- Qué bueno hijo, sabía que no todo era malo.
- Sí, en uno la profesora me puso signo de interrogación.
domingo, 29 de marzo de 2015
Una sorpresa: ¡Julito ya escribe!
(La fecha de este post es 29 de agosto. Lo tengo en borrador desde entonces y recién lo publico)
El frío limeño hace estragos en la salud de mis hijos, sobre todo en la de Valentina, y este fin de semana largo hicimos una visita corta a la unidad de urgencias de un hospital: Vale tenía principios de neumonía. Así, fuimos obligados a estar en la casa.
Vale decidió 'armar' una casita en su habitación: una mesa pequeña cubierta con la cortina por un lado y con una sábana por otro. Adentro estaba ella con dos cojines, un libro y una linterna. Mejor dicho, adentro estábamos ella y yo con dos cojines, dos libros y una linterna. Allí leíamos. Sin embargo, pronto Julito también quiso entrar a la casita, pero no venía solo, sino con un dinosaurio de plástico que además de rugir, movía la linterna y no dejaba leer. Valentina resolvió desalojarlo, Julito se negó: acabó en pelea. Yo apoyaba a Vale, jeje, pero mis obligaciones de papá me imponían una solución negociada:
- Hijita -le dije al oído-, espérame un rato, voy a llevar a Julito a otro lado.
- Julito -le hablé al oído-, vamos a dibujar un dinosaurio más grande.
Y así conseguí sacar a Julio de la casita. El problema es que no pude volver tan pronto porque el pequeñuelo decidió que yo tenía que estar mirando todo el proceso de dibujo del dinosaurio. Vale seguía leyendo con la linterna y yo, fingiendo mirar el dibujo, también seguía leyendo mi libro (el tomo II de las Tradiciones Peruanas, para más señas). De repente veo el cuaderno de mi hijo y en una hoja en blanco decía "Julito". No presté atención, Valentina escribe todo el tiempo el nombre de su hermano, pero inmediatamente el niño comenzó a escribir "MAMA". Me quedé de piedra. Llamé a Eve alarmado, vino corriendo, "qué pasa". Le hago shhh con el dedo y le señalo a Julito. Ahora escribía PAPA. Eve quedó lela. Salgo disparado a buscar algo con qué filmar esto. Cuando comencé ya había escrito ABU y finalmente, TITA. Luego pasó a otra hoja, eso ya está en el video:
JULITO
MAM
PAPA
ABU
TITA
El frío limeño hace estragos en la salud de mis hijos, sobre todo en la de Valentina, y este fin de semana largo hicimos una visita corta a la unidad de urgencias de un hospital: Vale tenía principios de neumonía. Así, fuimos obligados a estar en la casa.
Vale decidió 'armar' una casita en su habitación: una mesa pequeña cubierta con la cortina por un lado y con una sábana por otro. Adentro estaba ella con dos cojines, un libro y una linterna. Mejor dicho, adentro estábamos ella y yo con dos cojines, dos libros y una linterna. Allí leíamos. Sin embargo, pronto Julito también quiso entrar a la casita, pero no venía solo, sino con un dinosaurio de plástico que además de rugir, movía la linterna y no dejaba leer. Valentina resolvió desalojarlo, Julito se negó: acabó en pelea. Yo apoyaba a Vale, jeje, pero mis obligaciones de papá me imponían una solución negociada:
- Hijita -le dije al oído-, espérame un rato, voy a llevar a Julito a otro lado.
- Julito -le hablé al oído-, vamos a dibujar un dinosaurio más grande.
Y así conseguí sacar a Julio de la casita. El problema es que no pude volver tan pronto porque el pequeñuelo decidió que yo tenía que estar mirando todo el proceso de dibujo del dinosaurio. Vale seguía leyendo con la linterna y yo, fingiendo mirar el dibujo, también seguía leyendo mi libro (el tomo II de las Tradiciones Peruanas, para más señas). De repente veo el cuaderno de mi hijo y en una hoja en blanco decía "Julito". No presté atención, Valentina escribe todo el tiempo el nombre de su hermano, pero inmediatamente el niño comenzó a escribir "MAMA". Me quedé de piedra. Llamé a Eve alarmado, vino corriendo, "qué pasa". Le hago shhh con el dedo y le señalo a Julito. Ahora escribía PAPA. Eve quedó lela. Salgo disparado a buscar algo con qué filmar esto. Cuando comencé ya había escrito ABU y finalmente, TITA. Luego pasó a otra hoja, eso ya está en el video:
JULITO
MAM
PAPA
ABU
TITA
Tarea
El último domingo Valentina estaba haciendo los deberes escolares. Eran casi las siete de la noche. Al final, la última tarea del libro era la siguiente: lee la biografía de un científico y pega su foto.
Le alcancé un pequeño libro de biografías que yo leía repetidamente cuando niño, que me gusta mucho, y le dije que Albert Einstein fue un gran científico. Se interesó en él y se puso a leer.
Mientras tanto, yo buscaba en láminas una foto de Einstein que pudiéramos pegar en el libro de tareas. En esas estaba cuando Valentina terminó de leer y escribir su resumen.
- Papá, pero no tengo una foto para pegar, y acá dice "pega una foto".
- Lo siento, hija. Creo que deberás dibujarlo.
- Pero dice "pegar", no "dibujar".
- Es domingo en la noche, hija, ¿dónde voy a conseguir una foto de Einstein?
- Es verdad. Lo dibujaré.
Y buscamos en la internet una imagen de modelo:
Cinco minutos después la tarea estaba lista:
Al día siguiente le pregunté qué le dijo la profesora.
- ¡Muy bien, Valentina!
jueves, 12 de febrero de 2015
Santa y Plaza Vea
Algunas veces Julito me sorprende con sus ocurrencias. Esta es la última, ocurrida la semana pasada:
- Papá -me pregunta-, ¿Santa trae los juguetes en Navidad?
- Sí, hijito, él los trae -le contesto, algo extrañado de que pregunte eso en febrero-.
- Pero hay algo que no entiendo...
- A ver...
- Cuando me fui a dormir no había regalos y cuando desperté ahí estaban. Quiere decir que Santa vino de noche y los puso ahí.
- Correcto.
- ¡Pero el papel de regalo decía "Plaza Vea"! ¿Santa los compró en Plaza Vea?
- Sí, hijito, él los trae -le contesto, algo extrañado de que pregunte eso en febrero-.
- Pero hay algo que no entiendo...
- A ver...
- Cuando me fui a dormir no había regalos y cuando desperté ahí estaban. Quiere decir que Santa vino de noche y los puso ahí.
- Correcto.
- ¡Pero el papel de regalo decía "Plaza Vea"! ¿Santa los compró en Plaza Vea?
¡Plop!
jueves, 21 de agosto de 2014
La primera llamada telefónica
Hace dos minutos, mientras estaba jugando con mis adorados hijos, sonó el teléfono (es decir, el de la casa, no un móvil) y yo acudí a contestar:
- ¿Aló?
- Buenas noches -me saluda una voz femenina-, quisiera saber si está Valentina -sorpresa mayúscula para mí, que llamen preguntando por mi hija-.
- ¿Y quién es usted, por favor?
- Soy la mamá de Claudia, una compañera de clases.
- Ah, qué gusto -le miento-, ¿le puedo ayudar en algo?
- Quisiera hablar con Valentina.
Dudando llamé a Valentina, pero me quedé cerca de ella, por si acaso. Vale saludó a la señora, se notó en seguida que la conoce. Pidió que la esperaran un ratito, corrió por su cuaderno, lo abrió en la tarea y le dijo una palabra. Luego se despidió, colgó y se fue.
Y yo como un ganso esperando que me cuente la novedad. Como no me contaba, fui y le pregunté.
- Es que Claudia no escribió bien una palabra, y su mamá me preguntó qué palabra era.
- ¿Y qué palabra era?
- "Perplejo"
Así quedé. Entonces tuve ese sentimiento que me ha asaltado varias veces, la sensación de que mi hija en este momento preciso ha crecido un poco más, de que imperceptiblemente se me ha alejado un poco más, como ha estado haciendo desde que nació. Uno nota que los hijos crecen cuando de repente hacen con naturalidad algo que no hacían antes. Como recibir una llamada telefónica.
lunes, 7 de julio de 2014
Valentina ladina, y Julito inocente
Si será ladina Valentina. Y para demostrarlo, vaya este diálogo entre Julito y Evelyn, que escuché por casualidad:
- ¿Qué estas comiendo hijito?
- Una mandarina jugosa.
- ¿Jugosa?
- Sí, y Vale está comiendo una mandarina sin jugo.
- ¿Y cómo sabes que la mandarina de Vale no tiene jugo?
- Ella me dijo. Me dio la mandarina chiquita pero jugosa y ella se quedó con la grande sin jugo.
Sólo nos quedó reírnos del cuento de Valentina para quedarse con la mandarina más grande. Y de lo crédulo que es su hermano.
domingo, 6 de julio de 2014
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