jueves, 21 de agosto de 2014

La primera llamada telefónica


Hace dos minutos, mientras estaba jugando con mis adorados hijos, sonó el teléfono (es decir, el de la casa, no un móvil) y yo acudí a contestar:

- ¿Aló?
- Buenas noches -me saluda una voz femenina-, quisiera saber si está Valentina -sorpresa mayúscula para mí, que llamen preguntando por mi hija-.
- ¿Y quién es usted, por favor?
- Soy la mamá de Claudia, una compañera de clases.
- Ah, qué gusto -le miento-, ¿le puedo ayudar en algo?
- Quisiera hablar con Valentina.

Dudando llamé a Valentina, pero me quedé cerca de ella, por si acaso. Vale saludó a la señora, se notó en seguida que la conoce. Pidió que la esperaran un ratito, corrió por su cuaderno, lo abrió en la tarea y le dijo una palabra. Luego se despidió, colgó y se fue.

Y yo como un ganso esperando que me cuente la novedad. Como no me contaba, fui y le pregunté.

- Es que Claudia no escribió bien una palabra, y su mamá me preguntó qué palabra era.
- ¿Y qué palabra era?
- "Perplejo"

Así quedé. Entonces tuve ese sentimiento que me ha asaltado varias veces, la sensación de que mi hija en este momento preciso ha crecido un poco más, de que imperceptiblemente se me ha alejado un poco más, como ha estado haciendo desde que nació. Uno nota que los hijos crecen cuando de repente hacen con naturalidad algo que no hacían antes. Como recibir una llamada telefónica.